“Una política de gasto deficitario socava el fundamento de todas las relaciones interpersonales y los contratos. Es contraria a todo tipo de ahorro, prestaciones de seguridad social y las pensiones.” – Ludwig von Mises. La planificación de la Libertad, p. 89
“El gasto del gobierno no puede crear puestos de trabajo adicionales. Si el gobierno proporciona los fondos requeridos por gravar los ciudadanos o mediante préstamos del público, se suprime por una parte, muchos puestos de trabajo que ya han sido creados.” – Ludwig von Mises. Caos planificado, pp. 20-21
En los últimos meses he leído, escuchado y analizado noticias y diálogos entre distintas personas, aseverando que la economía panameña está “parada”, “lenta” entre otros adjetivos. También se afirma que esto es resultado directo de que el actual gobierno no está haciendo “nada” al respecto para impulsar la economía, como si se tratara de fichas de ajedrez que el Estado simplemente puede mover por doquier y por arte de magia, la actividad económica aumenta o disminuye dependiendo del deseo del gobierno de turno.
Es importante aclarar que el crecimiento económico genuino no es resultado de un proceso que lleva a cabo el gobierno mediante el gasto público y la planificación central, sin embargo es el resultado de los procesos de mercado, impulsados por la figura del emprendedor. Inclusive, si el crecimiento económico está siendo impulsado por el gasto estatal, es una señal inequívoca de que el crecimiento económico no es genuino y además insostenible.
El emprendedor es el motor impulsor del crecimiento económico por excelencia y como se ha demostrado a través de la historia, son los emprendedores los que crean riqueza, mejoran la calidad de vida e impulsan el crecimiento económico. La figura del emprendedor, como afirmaba el economista austriaco Israel Kirzner, es aquel que mediante su estado de alerta, observa oportunidades de ganancia en el mercado que no han sido anteriormente descubiertas, creando nueva información y alterando de forma positiva los mercados. Tomemos dos ejemplos de la historia, uno antiguo y otro moderno para demostrar que es el emprendedor, el motor-impulsor del progreso económico y social. En la segunda revolución industrial que viniera a desarrollarse en Estados Unidos, las figuras de los emprendedores John D. Rockefeller y Henry Ford salen a relucir. Rockefeller y Ford revolucionaron el transporte. El primero mediante el desarrollo de la industria ferroviaria y el segundo mediante la creación del modelo “T”, uno de los primeros automóviles. Haciendo referencia a Adam Smith, quien indicara que “no es por la bondad del panadero, carnicero o cervecero que podemos contar con nuestra cena, si no por su propio interés”, fue la ambición, deseo de superación y el espíritu emprendedor de Rockefeller y Ford que los llevaron a revolucionar el mercado de transporte, y así beneficiar a miles de millones de personas que han podido promover la actividad comercial, generar riqueza e impulsar el crecimiento económico que conlleva todo acto empresarial innovador.
Un ejemplo moderno está en el área de la tecnología informática. Hoy en día tomamos por hecho la existencia de computadoras, celulares, el internet y demás avances tecnológicos que años atrás eran simplemente impensables. Emprendedores como fueron Bill Gates, creador de Microsoft o Steve Jobs, creador de Apple, utilizaron esa perspicacia y estado de alerta que caracteriza todo tipo de emprendedor innovador para mediante su propio interés, lograr cambiar la vida de las personas, la forma en la que nos comunicamos, hacemos negocios, entre otras. El crecimiento económico genuino y sostenible, es impulsado por la figura del emprendedor y no por medio de la redistribución de ingresos impositivos o mediante el gasto estatal, que si bien es fácil observar lo que se logra mediante el gasto, es aún más importante tener en cuenta lo que a simple vista no se ve. El gasto estatal implica que ese capital ya no está presente y quién sabe, elimina de raíz la posibilidad de que surja otro Henry Ford u otro Steve Jobs.
¿Cuál es el rol del Estado? Si aceptamos que debe existir un rol del Estado en el crecimiento económico, dicho rol debe ser el de promover un clima favorable hacia el emprendedor. El Estado debe permitir la mayor flexibilidad en el mercado laboral posible, reducir y eliminar impuestos que desincentivan la inversión, favorecer la competencia de los mercados eliminando subsidios y también eliminar todo tipo de trabas burocráticas que hacen que el clima de negocios sea un tormento. Es inaudito que permisos para construir, por ejemplo, demoren más de 18 meses para ser aprobados. En pocas palabras, el Estado debe dejar funcionar al sector productivo, y proteger los derechos de propiedad y hacer cumplir los contratos. Solamente así se generarán riquezas y se impulsará el crecimiento económico genuino.
*Artículo publicado en el Diario La Prensa de Panamá, el lunes 22 de junio de 2015. http://impresa.prensa.com/opinion/impulsa-crecimiento-economico-Jaime-Narbon_0_4237826270.html
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