Llegó la estación invernal panameña

John A. Bennett N. Hoy sentí por primera vez del año la llegada de los cálidos vientos alisios invernales que corresponden a esa época que engañosamente llamamos ‘verano’. Panamá, por estar en el hemisferio norte, está entrando en su estación invernal, que será seguida en abril por la primavera, en octubre por el otoño y nuevamente el invierno en diciembre del 2013. La determinante estacional no tiene que ver con lluvias y sequía, ya que estos son meros síntomas de realidades astronómicas. De igual manera nos ocurre con muchos problemas socioeconómicos cuando culpamos a síntomas, tales como el de los gastos deficitarios, y no a la cultura parasitaria que padecemos.

Diciembre es la época más linda del año, cuando las lluvias emigran al sur, dejándonos con días de sol y brisa. Esto es lo hermoso. Desdichadamente junto con el cese de las lluvias se irán acumulando las basuras que lanzamos a esas letrinas que en algún momento fueron vertientes de agua cristalina; y con la llegada de la próxima estación lluviosa esas letrinas vomitarán su infernal efluvio a esa Bahía de Panamá, que supuestamente estamos saneando. El problema, en su esencia, tiene que ver con nuestro talante comunitario.

Los países que en algún momento lograron mayor desarrollo humano se caracterizaron por gozar de vibrantes asociaciones comunitarias voluntarias; y los estados en la historia mundial que mayor índice de asociación cívica han tenido son los Unidos de Norte América, aunque desde la década de los sesenta esto ha ido disminuyendo vertiginosamente, lo cual se puede apreciar en los problemas económicos y sociales en que se han metido. A modo de referencia les dejo algunas cifras: 35% disminución en asistencia a cabildos del pueblo; en clubes cívicos un 42%; padres de familia en educación 61% y así… Y si en los EE.UU. llueve, en Europa no escampa. ¿Alguno tiene idea de cuáles son las cifras de nuestro patio?

La Conferencia Anual de Ejecutivos —CADE 2013— abordará los temas de la participación ciudadana, seleccionado, porque los ejecutivos del país están conscientes que sin concurrencia cívica voluntaria jamás lograremos superar nuestras deficiencias y la brecha socioeconómica que ello implica. ¡Y ojo!, que el déficit de participación está presente en todos los estratos de la sociedad. ¿En cuántas asociaciones cívicas se involucra usted?, sean estas formales o informales. Nos quejamos y cerramos calles porque queremos ‘soluciones’, pero al momento de ser partícipes de las mismas, estamos ausentes. Nos ha tragado la cultura del dame dame, en vez de la cultura de resolver sin esperar al politicastro.

¿Cómo remediar esto? Pues, disminuyendo la intrusión estatal enfermiza en nuestras vidas, comenzando por el monopolio educativo; que es el síntoma de mal subyacente de una comunidad que delega asuntos indelegables a la politiquería. Las escuelas particulares caracterizan una sociedad de avanzada, en la cual la institución educativa está directamente en manos ciudadanos y no delegadas al degenerado monstruo político. Las más de 570 escuelas particulares del país cuestan una fracción y educan mejor, por no ser monopolio estatal y porque responden directamente ante sus clientes.

Llegó la estación invernal panameña: por John A. Bennett N.
Artículo publicado en el diario La Estrella el viernes 14 de diciembre de 2012.

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